domingo, 29 de septiembre de 2013

¡DOBLE CAPÍTULO!



Capítulo cinco: ‘Iria’
A la mañana siguiente, después de haber ido a la clínica con mi madre…
Sólo se escuchaba el sonido del reloj de pared de casa de Kyle. Todos esperábamos a que él llegara del instituto. Nadia me miraba continuamente, seguramente preocupada. Mi padre, como siempre desde que supo lo de mi embarazo, está muy serio. No lo acepta. Se piensa que no puedo con esto. El padre de Kyle debe de estar harto de mí. Primero obligo a su hijo a que venga de Londres por mí, y ahora… Ahora va a ser abuelo. Y también por mi culpa.
El choque entre llave y llave nos alerta de que alguien va a entrar por la puerta. Escuchamos el saludo de Kyle, parece animado. Aunque creo que esos ánimos se van a ir en cuanto nos vea a todos aquí en el salón. Y en efecto, al llegar a la puerta de este, le cambia la cara. Lo primero que hace es mirarme, pero yo sólo dirijo la mirada a mi barriga, en ese momento Kyle entiende que mi madre se ha enterado de que he ido a dos clínicas.
Kyle se acerca a mí, yo no le miro, miro a mis manos, que acarician la barriga. Siento sus labios sobre mi pelo, después se sienta a mi lado.
-¿Y bien? –Pregunta Kyle. -¿Qué pasa ahora?
-Queremos saber el motivo por el cual Nadinne debe ir a dos clínicas diferentes. –Dice mi padre, tranquilo.
-¿No está claro? –Comento.
-Nadinne, deja hablar a sus padres. –Me dice mi madre, ella ya sabe el por qué. Ellos ya lo saben, sólo quieren escucharlo de la boca de sus padres.
-Lo creemos conveniente. –Dice el padre de Kyle. –Nuestro hijo también tiene derecho a formar parte de todo esto.
-El bebé no es sólo de Nadinne. –Comenta Nadia.
-Pero es ella quién lo forma. Es ella quién va a sufrir. –Contesta mi madre.
-Mi hijo también sufre, ¿sabe? –Dice el padre de Kyle, intentando parecer, igual que mi padre, tranquilo.
-Sólo queremos lo mejor para los dos. –Mi padre me mira. Pero yo lo evito.
-No queréis lo mejor. –Niego. -Sabéis perfectamente que lo mejor para ella es tener a sus padres cerca.
-A los dos. –Interviene Kyle, acabando la frase.
-Está bien. –Dice Nadia. –Subid a la habitación. Acabaremos de hablarlo tranquilamente, después subiré y os diré alguna cosa, ¿de acuerdo?
Miro a Kyle, no muy convencida. Él crea una pequeña sonrisa, se levanta del sofá y me da la mano para que yo también pueda hacerlo. No miro a nadie, sólo miro a los dedos entrelazados, a nuestras manos cogidas. Quizás sea una de las pocas veces que pueda hacerlo a partir de ahora.
Llegamos a su habitación, me siento en su cama, y él se pone a mi lado.
-Pequeña, todo va a salir bien. –Me dice, con voz dulce. Su voz hace que empiece a sentir pequeños golpes en mi barriga. Sonrío, mientras levanto mi sudadera. Cojo su mano y la aproximo hasta el punto justo. Pongo mi mano sobre la suya.
-¿Sientes las patadas? –Le pregunto. Segundos después él sonríe, lleno de felicidad.
-Esta se va a ir de fiesta cuándo sea mayor, eh. –Comenta, emocionado. –Cómo alguien que yo me sé.
-Bueno, a mí las fiestas se me han acabado. –Sé que no le gusta oír eso. –Pero no me importa. Merecerá la pena pasar por todo esto.
-Tú y yo podemos con todo, ¿recuerdas? –Me hace sonreír.
-Somos una pareja un tanto extraña. –Nos reímos. -Hemos pasado de todo.
-Y lo hemos superado. Aunque esto no podemos superarlo. Tenemos que vivir con ello.
-Con ella. –Le corrijo. –Ahora vas a tener una nueva pequeña.
-Siempre serás mi pequeña, Nad. –Me da un beso. –Deberíamos buscarle un nombre, ¿no crees?
-Sí, no podemos llamarle pequeña siempre. –Contesto, mientras siento que las patadas van disminuyendo, se está durmiendo. –Va a ser difícil, ese nombre lo va a llevar toda su vida. ¿Y si luego no le gusta?
-A mí tampoco es que me guste mucho el mío cariño, pero mira, sigo llamándome igual. –Sonreímos.
-Pero si es precioso…  A mí me encanta. Es diferente.
-Somos diferentes. –Esta vez es él el que me corrige. –Cómo si tenemos que irnos a Londres de nuevo, dentro de unos años, para demostrarle lo locos que estábamos, y lo mucho que luchamos por ser diferentes y acabar juntos. Yo iría.
-Iria. –Contesto. Sin mirarle.
-¿Iria? –Él me mira, pero yo estoy mirando mi barriga, vuelvo a acariciarla.
-Iria. –Le miro, sonriendo, con mi vista algo nublada. Su mano vuelve a acercarse a la mía, que reposa sobre lo único que nos separa de ella. De Iria. –Se va a llamar Iria.


Capítulo seis: ‘Me encantaría haberla visto nacer.’
-¡Que me dejéis pasar! –Es la voz de Kyle.
-¡El horario de visitas se ha acabado hace horas, chico! –Exclama uno de los enfermeros. -¡Márchate o llamo a seguridad!
-Yo no me voy de aquí. –Escucho su voz cada vez más cerca, pero el pasillo es largo, y seguramente lo estarán intentando calmar.
-Dejadlo entrar. No es una visita cualquiera. -Aunque sé quién ha dicho esas palabras. Es la enfermera de antes. –Es el padre de la niña que ha nacido esta tarde.
-¿El de la madre tan joven? –Pregunta el mismo enfermero, riéndose.
-¿Y qué importa si lo es, gilipollas? –Olé tú, Kyle. Iria empieza a llorar, debe de tener hambre.
-Te dejo pasar pero para que te calles. –Le dice el enfermero. –¿Qué no lo oyes? Tu hija llora.
Me siento en la cama, intentando tranquilizar a la pequeña. O tiene hambre, o ha escuchado a su padre llegar. Creo que es la segunda opción. Pues tiene los ojos como platos, mira en todas direcciones, y sonríe en cuanto oye la puerta abrirse.
Mis ojos se clavan en los suyos. Los suyos en los míos.

Un mes antes…
Después de ver sus ojos por última vez, y de sentir ese beso sobre mi frente, intentando darme tranquilidad, tuve que subir en el coche. Bajé la ventanilla. Nadie dijo nada, todos esperaban las palabras de mi madre. Sorprendentemente, fue Kyle quien habló.
-No va a conseguir nada, ¿me oye? Nada. Si no quiere que la vea, así será. No la veré, ni la llamaré. Ni la molestaré tan siquiera, pues sé que ahora vienen momentos complicados. Pero dentro de unos años, cuándo tenga a su hija en su falda, y le pregunte por su padre, ¿qué le dirá? ¿Le mentirá? ¿Le dirá que dejó tirada a su madre, un mes antes de que ella naciera? Felicidades, va a ser usted una gran abuela. Un gran ejemplo a seguir. Mintiendo desde un principio, a esa nieta, que se supone, que usted tanto quiere.

-No hace falta que te pongas a chillar como una loca, ni a llamarme loco por lo que acabo de hacer, ¿vale? –Dice, aún en la puerta. Sonriendo. Mis ojos se llenan de lágrimas. -¿Puedo abrazarte ya? No puedo más. –Me acerco corriendo hacia él, con Iria en mis brazos. Siento sus brazos acercándome más hacia él. La pequeña juega con mi pelo.
Me besa, cogiendo mi cara con las manos. Me separo de él, le brillan los ojos. Igual que a Iria. Bajo mi mirada hacia ella, él la mira sonriendo, llorando. Nunca había visto a Kyle así. Nunca le había visto hacer tantas locuras por mí. Por nosotras. Él coge a Iria en sus brazos.
-Hola, pequeña… -Sonríe, a pesar de las lágrimas que caen mejillas abajo. –En qué lío nos has metido, ¿eh? Eres como tu madre. –Iria sonríe. Me fijo en los ojos de Kyle, y después en los de la pequeña que no deja de mirarlo. En efecto, los ojos son iguales. Y ahora, al estar emocionados, al brillar, aún se parecen más.
-Tiene tus ojos. –Murmuro.
-Y tu sonrisa. –Eso me hace llorar aún más, pero de emoción. Ahora mismo no puedo pedir nada más. –No llores, ¿eh?
-Deja de llorar tú también, entonces. –Él sonríe.
-¿Está bien? –Pregunta, preocupado por Iria. -¿Ha ido todo bien, no le falta de nada?
-Tranquilo… Está perfectamente. –Respondo, acariciando su mejilla, intentando tranquilizarle. –Todo ha salido bien.
-¿Y tú cómo estás? –Me pregunta, ayudándome a sentarme en la cama.
-Dentro de lo que cabe, bien. –Contesto, mientras me da a Iria para que pueda darle el pecho. -En unos días nos darán el alta.
-¿Y nosotros que vamos a hacer, amor? –Pregunta, sentado a mi lado, acariciando la cabeza de Iria.
-Ahora que ha nacido va ser más difícil vernos… -Contesto. –Pero encontraremos la manera, yo te necesito aquí.
-Lo siento, Nadinne… -Sus ojos vuelven a nublarse, a aguantar demasiadas lágrimas, para todo lo que siente. -No he podido estar cuándo más me necesitabas. No he podido estar esta tarde aquí, contigo.
-Eh, eh, amor. –Intento que me mire. -No pasa nada. Conmigo no tienes que hacerte el fuerte. Sé que si las cosas no estuvieran como están, tú hubieses estado aquí.
-Me encantaría haberla visto nacer. Poder ayudarte, estar ahí para que me dejases sin mano de tanto apretar, si era necesario. –Me hace reír. -Hubiera dado lo que fuera por estar allí.
-Sabes que si hubieras venido, no hubieras podido entrar conmigo. No te hubieran dejado. –Le digo, mientras le doy a Iria, para que la ponga en la cuna.
-Tendría que haber venido igualmente. –Dice, mientras la tapa.
-Puede que yo no cogiera tu mano, pero me juego lo que quieras a que ella te ha cogido el dedo. –Le digo, cambiando de tema.
Él deja de mirarme y dirige sus ojos hacía su mano, hacía la pequeña manita que está cogiendo su dedo. Le da un beso en la frente, se deshace de su manita, poniendo su mano sobre ella, le acaricia la mejilla, y se queda mirándola hasta que por fin, cierra los ojos.





Siento muchísimo la espera... De verdad. Es que entre los deberes, los exámenes y todo... Casi no tengo tiempo. Por eso hoy os he colgado dos capítulos, para convensaros y agradeceros tooooooda la paciencia y todas las opiniones.
Como siempre, aquí tenéis el Ask para cualquier pregunta o para dar vuestras opiniones; http://ask.fm/remembermenovela
¡Se os quiere!

viernes, 20 de septiembre de 2013

Capítulo cuatro: ‘Estoy empezando a pensar que tú lo que quieres es que mi hija no tenga un padre.’


Las cosas cambiaron esa misma mañana, a los cinco meses de vida de ahora, nuestra pequeña. Ya podía hablar en femenino. Llegué a casa con una sonrisa en la cara. Había estado hablando con Marta durante todo el camino. Es con la que más me hablo. Kyle se habla más con John, como siempre. Los hermanos hablando con los hermanos. Así son las cosas. A Claudia, Pablo y Paola les costó entender que pudiera haberme quedado embarazada. Al final lo entendieron, pero sin saber por qué, las cosas han cambiado.
Mi madre me espera en la cocina, lleva el teléfono en la mano. Parece enfadada. Me saco la chaqueta, y me descalzo, poniéndome las zapatillas. Ella me sigue a cada paso que doy, sin decirme nada. Mi hermano pequeño me mira desde la puerta con gesto preocupado.
-Así que en dos clínicas, ¿eh, Nadinne? –Se ha enterado. Mi madre sabe que a parte de ir a nuestra clínica, voy también a la de Nadia.
-Si iba sólo a la tuya, Kyle no podría ver ninguna ecografía, ¿es que no te das cuenta? –Intento hacerle entrar en razón, pero sólo consigo que se enfade aún más.
-Después de todo, veo que aún no lo entiendes, Nadinne. –Mira hacía a la puerta, dónde ve a mi hermano pequeño, mirándonos. –Dani ves a ver la televisión con tu padre, ¿quieres? –Él me mira, espera mi respuesta, para saber si ella miente o no.
-Tranquilo peque, ahora iremos. –Me sonríe, da media vuelta, y se va.
-Si lo hubieseis hecho con protección nada de esto hubiera pasado.
-Lo dices cómo si fuera algo malo, mamá. –Voy recogiendo la habitación, y sacando los deberes, mientras ella me chilla, cada vez más.
-Lo es. ¿Es que él no puede pensar un poco con la cabeza?
-No es culpa suya. -Le digo, mirándola a los ojos, harta de que le dé toda la culpa. -No lo culpes a él. También es culpa mía.
-Ya lo sé. Pero cómo te he dicho muchas veces, la que va a pasarlo mal, la que va a tener todas las molestias, y va a sufrir el dolor del parto, vas a ser tú. Por el amor de Dios Nadinne, recapacita. Él no te va a traer ningún bien. Pensábamos que sí, pero mira cómo estás, a punto de tener un niño.
-Una niña. –Murmuro.
-Lo que me faltaba. Te has hecho otra ecografía. –Asiento con la cabeza. –Se acabó.
-¿Qué quieres decir?
-Estos últimos dos meses has hecho las cosas como tú has querido. –Me dice, refiriéndose a las salidas con mis amigas, a las visitas a la clínica, y a las veces que me he visto con Kyle. Siempre intentábamos vernos bastante, lo necesitaba para seguir con todo esto. Y le sigo necesitando. -Ya es hora de que alguien actúe con cabeza en esta familia. Mañana iremos a la clínica, y después tu padre y yo pasaremos por casa de Kyle.
-¿Y yo? –Pregunto.
-Tú te quedarás aquí con Dani.
-¿Por qué haces esto mamá? No quieres que lo vea, ¿no es eso? Pero, ¿por qué? Dame una razón. –Le pido, aunque no le dejo hablar. -Lo hecho, hecho está. Porque lo pagues con él no arreglarás nada. ¡Al contrario, lo empeorarás más! –Chillo, harta de ella. Harta de que siempre empeore las cosas.
-Deja que esta vez hagamos las cosas a nuestra manera. Tú, con solo quince años, ya has hecho demasiadas.
-Estoy empezando a pensar que tú lo que quieres es que mi hija no tenga un padre.
-Nadinne, después de lo que ha pasado, y en las condiciones en las que nos encontramos entre su familia y la nuestra… Prefiero que no lo tenga.
No pude decir palabra alguna. Mi madre lo había dicho bien claro. Quería separarme de Kyle, como si él, el padre del bebé que llevo dentro, jamás hubiese estado a mi lado mientras ella crecía. 


Siento mucho colgarlo tan tarde, pero es que los exámenes y todos los deberes me dejan sin tiempo... A partir de ahora sólo lo colgaré los viernes. Lo siento, en serio. No tengo tiempo ni de seguir escribiéndola... Los viernes por la tarde aprovecharé para intentar escribir algo, y así ir avanzando. Hay gente que me ha dicho que si tardo tanto perderé lectores o lectoras, aunque creo que los estudios son lo primero, intentaré poneros algún avance o algo durante la semana.
Como siempre, si queréis darme vuestra opinión sobre la novela,o hacerme alguna pregunta sobre esta, aquí está el Ask; http://ask.fm/remembermenovela
Muchas gracias a toda esa gente con tanta paciencia que lee cada capítulo, ¡sois lo mejor!
-Marie.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Capítulo tres: ‘Le voy a querer igual que te quiero a ti, pequeña.



Mis brazos abrazan su cuello, por detrás. Él une mis manos con las suyas. Lo oigo suspirar, sé que tiene los ojos llorosos.
-¿Por qué no me lo dijiste? –Pregunta, girándose.
-Tenía miedo. –Contesto, sentándome a su lado, en su cama.
-¿Miedo de qué? –Deja que me apoye en su pecho, mientras pasa un brazo por mi cuello.
-De que pasara esto.
-No podías guardártelo siempre. –Dice, serio.
-Ya lo sé, pero… -Intento hablar, pero las lágrimas vuelven a salir de mis ojos. –No es fácil. No sabía cómo ibais a reaccionar.
-¿Creías que iba a dejarte sola con todo esto? –No le contesto. –Eh pequeña, mírame. –Mis ojos se cruzan con los suyos, esta vez sí. –Nunca, ¿me oyes? Nunca pienso dejarte sola. Ni mucho menos ahora. –Me abraza con más fuerza, hundo mi cabeza en su pecho.
-¿Qué vamos a hacer, Kyle? –Le pregunto.
-Quererle. –Me sorprendo con esa respuesta, pero me hace sonreír más que nunca. No estoy sola en esto, la persona más importante está aquí, conmigo. Sin importarle lo que pueda pasar en un futuro, o todo lo que podamos perdernos por tirarnos demasiado rápido a lo complicado. –Le voy a querer igual que te quiero a ti, pequeña. -Sus labios se unen con los míos, mientras me acaricia el pelo. –Pase lo que pase.
-Te quiero, joder. Te quiero mucho. –Murmuro.
-Y yo, enana. –Me da un beso en la frente, transmitiéndome, como siempre, la seguridad que me faltaba. –Aunque, ¿sabes? Tengo la impresión de que va a ser niña.


Y no se equivocaba. Tengo a una niña con los ojos verdes, y con su mismo color de pelo, aquí, a mi lado. Mi móvil suena, es un WhatsApp. ‘Kyle’ Sonrío, muy nerviosa.
‘Eh, pequeña.’
‘Eh, amor.’
‘¿Cómo estás?’
‘Bien.’
‘Mal.’
‘Bien.’
‘¿Y ella?’
‘Dormida.’
‘¿Y tú, no duermes?’
‘No puedo.’
‘Seguro que tu madre te obligará a dormir, necesitas descansar.’
‘Mi madre no está.’
‘¿Cómo? ¿Con quién estás?’
‘Con Iria. Kyle, ven, por favor.’
‘No tardo ni cinco minutos.’

Los ojos de Iria están abiertos. Es como si supiese que Kyle viene. Me fijo en sus ojos, iguales a los de su padre. Recuerdo una de las ecografías. Él médico se quedó impactado al ver que se parecía tanto a nosotros. Nadia nos acompañó. No quería que nadie –refiriéndome a su marido y a mis padres. –no dejase que Kyle viese la ecografía, ni estuviese a mi lado. Así que debíamos hacerlo a escondidas. Y después, al llegar a casa, me encontraba, normalmente, a mi madre esperándome para irnos a otra clínica. Para otra ecografía. Siempre sabía lo que iba a ver cuándo iba con mi madre. Pero lo que vi a los cinco meses, junto a Kyle, es algo que recordaré siempre.

Dos meses después de recibir la noticia…
-Nadinne, ¿te da patadas? –Pregunta el doctor, mientras me pone el gel sobre la barriga y empieza a pasar el monitor por esta.
-Continuamente. –Sonrío. –No para quieta. Y duerme poco.
-No te dejará tranquila, entonces. –Comenta él.
-Si ya está dando guerra antes de nacer, ya veremos la que dará cuándo salga. –La mano de Kyle coge la mía. Le miro y sonrío. Los dos estamos pendientes de la pantalla que el doctor va mirando mientras mueve el monitor en busca del punto justo.
-Mirad. –Gira un poco la pantalla, para que podamos verlo mejor. –Está despierta, mirad sus uñas, y sus pestañas. ¿Veis como mueve las piernas?
-Es tan pequeñita… -Mis ojos se humedecen. Kyle me acaricia la mano.
-¿Queréis saber el sexo? –Pregunta. Nos miramos, Ky responde por mí.
-Sí, aunque me lo huelo desde el principio. –Sonríe.
-¿Tenéis escogido algún nombre?
-La verdad es que no. –Respondo. –Pero seguro que dentro de poco le encontraremos uno.
-Kyle, nada de comprar coches de juguete, ni pelotas de fútbol. Y nada de pintarle la habitación verde o azul, ni empezar a decirles a los hermanos que les dibujen piratas, y cosas de esas.
-¿Por qué? –A Kyle no le cabe la sonrisa en la cara. A decir verdad, a mí tampoco, pero las lágrimas aún menos.
-Es una niña. 


Ask para preguntas y opiniones; http://ask.fm/remembermenovela
RECORDAD que cada miércoles habrá un nuevo apartado en el que se dedicará un pequeño texto a personas que tengan que ver con la novela. Que me hayan ayudado, que en algun momento me hayan dado muchas opiniones, o me hayan dicho algo original. Aunque no conozca de nada a la persona. (Tenéis la información en la anterior entrada)

¡GRAAAACIAS POR LEER LA NOVELA!
¡Besitos!

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Nuevo apartado: DEDICATORIAS.



A partir de ahora, cada miércoles, se hará una entrada dedicada a alguien que tenga que ver con la novela. Que me haya ayudado mucho, que me haya dado ideas, que me haya dado muchas opiniones o que, en algún momento, me hubiera dicho algo muy original o diferente sobre la novela. Tenerlo en cuenta a la hora de comentar vuestras opiniones aquí en el blog o en Facebook, o a la hora de decirlo en Ask, por el tema del anónimo y tal.

Hoy va dedicado a la persona que más sabe sobre la novela. La única persona a la que, justo después de escribir, aunque sean tres líneas de ese mismo capítulo, se las paso. Por poco que sea. Para que me dé su opinión. Siempre tiene algo nuevo que decirte, una nueva idea, o una opinión diferente. Es la que nunca se cansa de tener que leer, una y otra vez, un nuevo trozo de cada capítulo. La que se ha enamorado, como muchas de vosotras, de cada uno de los personajes. Hoy va dedicado a ella, a Judith Ruiz. Porque sé perfectamente, que sin ella, la novela no sería lo mismo. Ahora siempre debo preguntarle, y las cosas acaban saliendo bien. Y es que si os acaban gustando los capítulos, en parte, es gracias a ella. Porque muchas veces, cuándo me falta la inspiración, es ella la que me la da. La inspiración no siempre te la da la música. A veces, unas cuantas palabras de alguien que te ha ayudado tanto a sacar adelante este ‘pequeño sueño’, son la clave para seguir escribiendo.

¡Gracias, princesa!
Te quiero.

Ask para preguntas y opiniones; http://ask.fm/remembermenovela
El viernes el próximo capítulo.
Recordad que cada miércoles habrá una dedicatoria hacía alguien diferente.
¡Gracias, Nadinnes! 

-Marie.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Capítulo dos: ‘No pienso perderle, es mi decisión. Mi vida y la suya.’



Aquella noche en Londres, bajo las sábanas, lo cambió todo. Kyle y yo no podíamos estar mejor. Pero luego surgieron los problemas. Empecé a tener náuseas, a encontrarme mal, a evitar cualquier olor muy fuerte y a sentirme realmente confusa. No quería hablarlo con nadie. Pero sabía que debía saberlo alguien, por si fuera algo grave. Así que aquella misma mañana, después de mentir a Kyle y decirle que estaba enferma, sobre las nueve, cuándo él ya estaba en el instituto, me dirigí hacía su casa. Sabía que Nadia, su madre, estaría allí.
Meses antes…
-¡Hola, Nadinne! –Me saluda, mientras me da dos besos. -¿Cómo estás?
-Bien. O eso creo. –Contesto, mientras me quito la chaqueta. Ella me mira algo extrañada. –Necesito hablar contigo, Nadia.
Nos sentamos en el sofá. Ella me da un Cacaolat caliente, hace bastante frío fuera. Me lo voy bebiendo, mientras mi cuerpo entra en calor.
-¿A pasado algo con Kyle? –Pregunta, preocupada.
-No, es por mí. –Dejo el vaso sobre la mesa, y me levanto del sofá. Cierro los ojos, con miedo a lo que pueda pasar en cuanto se lo diga. –Nadia… Yo…
-Nadinne, me estás asustando, cariño. ¿Qué pasa? –Me pongo de perfil, y me levanto la camiseta. Mi barriga, algo hinchada, deja ver el ombligo algo salido, y la hinchazón de la barriga. –Creo… -Tartamudeo. –Creo que estoy embarazada.

Lo primero que hizo fue abrazarme, después me tranquilizó, diciéndome que no pasaría nada, que estuviese tranquila. Pero yo no lo estaba. Me hice una prueba de embarazo. En efecto, estaba embarazada. Iba con la vista nublada, sin saber qué hacer, cómo decírselo a mis padres, ni cómo decírselo a Kyle. Es lo que más miedo me daba. Pero debía saberlo. No me moví de casa de Ky en toda la mañana. Nadia llamó a mis padres para que vinieran a comer, y también a su marido. Debían saberlo.
Comimos todos como si nada. Kyle me notó muy extraña. Intenté disimular lo mejor posible, pero mis ojeras y mis ojos rojos me lo dificultaban. Cuándo íbamos por el postre, me levanté de la silla.
-Veréis… -Empecé a hablar, dirigiéndome a mis padres. –Nadia os ha invitado a comer porque necesitaba hablar con vosotros. –Mis padres me miraban algo extrañados.
-Dinos Nadinne, ¿qué ocurre? –Preguntó mi madre. Mi vista volvió a nublarse.
-Seré directa…
-Sí, mejor. Me huelo que no son buenas noticias. –Comenta mi padre, serio.
-¿Qué pasa, Nad? –Dice Kyle, más asustado que extrañado. Miro a Nadia, que asiente con la cabeza.
-Estoy embarazada. –Silencio. Nadie dice nada.
-¿Cuánto hace que lo sabes? –Pregunta mi padre, realmente serio.
-Hoy lo he confirmado. –Saco fuerzas de dónde no las hay. –Pero hace tres meses que empecé a notarlo, más o menos. –Mis ojos se llenan de lágrimas.
-Kyle. –Lo llama su padre, está mirando hacia abajo. No ha dicho nada. No me ha mirado. -Fue en Londres. –Le dice, pero su hijo no contesta. -¿Verdad?
-No puede ser. –Son las únicas palabras que salen de su boca.
-Kyle… -Murmura Nadia, mientras le acaricia el brazo a su hijo.
-No me toques. –Dice, lleno de rabia. Ni siquiera sus ojos se han cruzado con los míos.
-¿Qué vas a hacer? –Me pregunta mi padre. Antes de que pueda hablar, mi madre interviene.
-¿Cómo que qué va a hacer? –Exclama. –Abortará.
-No. –Contestamos Kyle y yo a la vez. Miro a Kyle, sorprendida. Él mira a mi madre.
-No es decisión suya. Sino de su hija, es su cuerpo.
-Y tú el padre, el único que no va a sufrir daño alguno. –Contesta mi madre. -Para ti todo es más fácil, ¿no?
-Se equivoca. –Contesta Kyle, intentando mantener la calma. Defendiéndome. -Para mí esto no es fácil. Si no lo es para mí, imagínese como puede sentirse Nad.
-Sólo tienes dieciséis años. –Me dice mi padre.
-Ya lo sé, pero no pienso abortar. –Contesto, segura.
-¿Sabes a todo lo que te enfrentas? –Exclama mi madre. -¡Eres una cría!
-¡No, mamá! –Chillo. –Dejé de ser una cría hace tiempo.
-Claro, cuándo él te dejó preñada. –Contesta, sin querer entender nada. Kyle la mira. Se levanta de la mesa y sube hacía la habitación.
-Mamá, no voy a abortar. No pienso perderle, es mi decisión. Mi vida y la suya.
Me levanto de la mesa y me dirijo hacía las escaleras. Sé que este va a ser el momento más duro, pero debo hablar con él. Es su hijo, no es solo mío. Somos nosotros los que tenemos que tomar una decisión, los que tenemos que decidir si seguimos adelante con esto, o no. 


Ask para preguntas y opiniones; http://ask.fm/remembermenovela