domingo, 8 de septiembre de 2013

Capítulo dos: ‘No pienso perderle, es mi decisión. Mi vida y la suya.’



Aquella noche en Londres, bajo las sábanas, lo cambió todo. Kyle y yo no podíamos estar mejor. Pero luego surgieron los problemas. Empecé a tener náuseas, a encontrarme mal, a evitar cualquier olor muy fuerte y a sentirme realmente confusa. No quería hablarlo con nadie. Pero sabía que debía saberlo alguien, por si fuera algo grave. Así que aquella misma mañana, después de mentir a Kyle y decirle que estaba enferma, sobre las nueve, cuándo él ya estaba en el instituto, me dirigí hacía su casa. Sabía que Nadia, su madre, estaría allí.
Meses antes…
-¡Hola, Nadinne! –Me saluda, mientras me da dos besos. -¿Cómo estás?
-Bien. O eso creo. –Contesto, mientras me quito la chaqueta. Ella me mira algo extrañada. –Necesito hablar contigo, Nadia.
Nos sentamos en el sofá. Ella me da un Cacaolat caliente, hace bastante frío fuera. Me lo voy bebiendo, mientras mi cuerpo entra en calor.
-¿A pasado algo con Kyle? –Pregunta, preocupada.
-No, es por mí. –Dejo el vaso sobre la mesa, y me levanto del sofá. Cierro los ojos, con miedo a lo que pueda pasar en cuanto se lo diga. –Nadia… Yo…
-Nadinne, me estás asustando, cariño. ¿Qué pasa? –Me pongo de perfil, y me levanto la camiseta. Mi barriga, algo hinchada, deja ver el ombligo algo salido, y la hinchazón de la barriga. –Creo… -Tartamudeo. –Creo que estoy embarazada.

Lo primero que hizo fue abrazarme, después me tranquilizó, diciéndome que no pasaría nada, que estuviese tranquila. Pero yo no lo estaba. Me hice una prueba de embarazo. En efecto, estaba embarazada. Iba con la vista nublada, sin saber qué hacer, cómo decírselo a mis padres, ni cómo decírselo a Kyle. Es lo que más miedo me daba. Pero debía saberlo. No me moví de casa de Ky en toda la mañana. Nadia llamó a mis padres para que vinieran a comer, y también a su marido. Debían saberlo.
Comimos todos como si nada. Kyle me notó muy extraña. Intenté disimular lo mejor posible, pero mis ojeras y mis ojos rojos me lo dificultaban. Cuándo íbamos por el postre, me levanté de la silla.
-Veréis… -Empecé a hablar, dirigiéndome a mis padres. –Nadia os ha invitado a comer porque necesitaba hablar con vosotros. –Mis padres me miraban algo extrañados.
-Dinos Nadinne, ¿qué ocurre? –Preguntó mi madre. Mi vista volvió a nublarse.
-Seré directa…
-Sí, mejor. Me huelo que no son buenas noticias. –Comenta mi padre, serio.
-¿Qué pasa, Nad? –Dice Kyle, más asustado que extrañado. Miro a Nadia, que asiente con la cabeza.
-Estoy embarazada. –Silencio. Nadie dice nada.
-¿Cuánto hace que lo sabes? –Pregunta mi padre, realmente serio.
-Hoy lo he confirmado. –Saco fuerzas de dónde no las hay. –Pero hace tres meses que empecé a notarlo, más o menos. –Mis ojos se llenan de lágrimas.
-Kyle. –Lo llama su padre, está mirando hacia abajo. No ha dicho nada. No me ha mirado. -Fue en Londres. –Le dice, pero su hijo no contesta. -¿Verdad?
-No puede ser. –Son las únicas palabras que salen de su boca.
-Kyle… -Murmura Nadia, mientras le acaricia el brazo a su hijo.
-No me toques. –Dice, lleno de rabia. Ni siquiera sus ojos se han cruzado con los míos.
-¿Qué vas a hacer? –Me pregunta mi padre. Antes de que pueda hablar, mi madre interviene.
-¿Cómo que qué va a hacer? –Exclama. –Abortará.
-No. –Contestamos Kyle y yo a la vez. Miro a Kyle, sorprendida. Él mira a mi madre.
-No es decisión suya. Sino de su hija, es su cuerpo.
-Y tú el padre, el único que no va a sufrir daño alguno. –Contesta mi madre. -Para ti todo es más fácil, ¿no?
-Se equivoca. –Contesta Kyle, intentando mantener la calma. Defendiéndome. -Para mí esto no es fácil. Si no lo es para mí, imagínese como puede sentirse Nad.
-Sólo tienes dieciséis años. –Me dice mi padre.
-Ya lo sé, pero no pienso abortar. –Contesto, segura.
-¿Sabes a todo lo que te enfrentas? –Exclama mi madre. -¡Eres una cría!
-¡No, mamá! –Chillo. –Dejé de ser una cría hace tiempo.
-Claro, cuándo él te dejó preñada. –Contesta, sin querer entender nada. Kyle la mira. Se levanta de la mesa y sube hacía la habitación.
-Mamá, no voy a abortar. No pienso perderle, es mi decisión. Mi vida y la suya.
Me levanto de la mesa y me dirijo hacía las escaleras. Sé que este va a ser el momento más duro, pero debo hablar con él. Es su hijo, no es solo mío. Somos nosotros los que tenemos que tomar una decisión, los que tenemos que decidir si seguimos adelante con esto, o no. 


Ask para preguntas y opiniones; http://ask.fm/remembermenovela

4 comentarios:

  1. ¡Madre mía! Quiero saber qué le dice Kyle, qué situación más difícil, madre mía, con 16 años... Jope...
    Espero impaciente el próximo ¡un beso muy muy muuy grande! <3

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  2. Dios espero q no la den en adopcion pobre niña menudo cambio a pasado de ser dos adolescentes enamorados sin saber si eran correspondidos a tener un hijo en comun

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