jueves, 29 de agosto de 2013

Capítulo doce: ‘No ibas a volver. Y lo sabías’


Miro a John, que baja la mirada, preocupado. Me deja ver su móvil, con un mensaje por parte de Kyle. Es un email.
‘Hola, tío. ¿Cómo van las cosas por allí? Por aquí todo va genial, la gente es bastante simpática, y aunque a veces no entiendo ni papa, voy tirando. Cuando vuelva te voy a hablar en Inglés todo el santo día, así te molestaré, que en un mes que llevo fuera, ya echo de menos molestarte. Tío, tengo que contarte algo. Estoy saliendo con Nadinne. Sí tío, por fin. Después de cinco putos años enamorada de ella, desde que me caí desde la bici. ¿Por qué no me dijiste que ella también lo estaba? ¡Si hasta las chicas lo sabían! Entre tanto secreto nos lo hicisteis pasar mal, eh… Hablando de pasarlo mal, ¿cómo está Nad? Conmigo intenta ser fuerte, pero ayer no pudo más y explotó. Me da miedo contárselo, no quiero verla mal. Pero tío, lo siento, mis padres han ingresado aún más dinero en la cuenta del viaje. Debo quedarme más tiempo. Perderé instituto, ya lo sé. Según los profesores, aquí en Londres también podré estudiar lo mismo que estudiaríamos allí. No sé cómo decírselo a Nadinne, a mí tampoco me ha hecho gracia. Pero ya sabes como es mi padre…  No puedo negarle nada. Y menos contarle lo de Nad. Se pondría hecho una furia, cómo siempre. Me diría que los estudios son lo primero, y me prohibirían verla. Y no quiero. La quiero mucho, tío. Y no quiero perderla por culpa de esto. Pero no puedo hacer nada.’
-No puede ser verdad. –Es lo único que puedo pronunciar, antes de que se me nuble la mirada por culpa de las lágrimas.
-Lo siento, Nadinne. Ya sabes cómo son sus padres… -Me dice John, cogiendo mis manos.
-Voy a llamarlo. –Digo, segura. Enfadada, triste, decepcionada. Me había mentido. No me lo había contado, John sí.
-Te va a costar un pastón, Nad. –Me avisa, rápidamente.
-Me da igual. –Contesto.
-Nad, por favor.
-Voy a llamarle. –Cojo mi móvil y marco su número. Me tiemblan las manos, y la barbilla me baila.
-¿Nadinne? –Escucho su voz. Una de las lágrimas que jugaba en uno de mis ojos, cae.
-Lo sé todo, Kyle. –Se me corta la voz, pero logro respirar profundamente un par de veces y tranquilizarme. El tiempo que tarda él en contestar.
-Te lo ha contado John. –Dice, con miedo. Su voz demuestra inseguridad, es fría.
-¿Cuándo pensabas contármelo? –Chillo. -¿Ayer? ¿Después de darme la sudadera? ¿Después de prometerme que en un mes y medio estarías aquí? ¿Después de que te diese mis razones?
-Nad… -Intenta hablar, pero no le dejo.
-¿Para qué necesitabas mis razones, Kyle? Sabías que no te iban a servir de nada, pero aun así me las pediste. ¿Para qué? No ibas a volver. Y lo sabías. Me has mentido, joder. ¿Cómo te atreves a jugar así conmigo, tío? –Sigo chillando, desbordada, secándome cada lágrima que se atreve a salir de mis ojos. Intentando respirar bien, apretando con fuerza la mano de John.
-Pequeña yo nunca quise mentirte. Pero entiéndeme, es difícil de contar algo así. No podía contártelo después de verte mal, al saber que te afectaba esperarme un mes y medio más. ¿Cómo iba a contarte que ibas a tener que esperarme hasta Navidad?
-¿Hasta Navidad? –Chillo. No puedo más y rompo a llorar. –Y lo dices así, ¿tan tranquilo? A ti te divierte todo esto. Tú te lo estás pasando de puta madre allí, pero, ¿y yo? Yo estoy aquí, negándome a irme de vacaciones con tu familia. Sabiendo que tú no estarías allí, que no podría hacer Skype contigo porque allí no habría cobertura. Yo cumplí mi promesa. Y vas tú y me mientes, me dices así, como si nada, que debo esperarte cuatro meses y medio más. Las cosas no funcionan así, Kyle. Conmigo no.
-Lo siento, amor. No puedo hacer nada, sabes cómo es mi padre, no puedo negárselo.
-¿Sabes lo que le pasa a tu padre? –Exclamo. –Lo que le pasa es que tiene miedo de que yo te distraiga, de que dejes de estudiar por mi culpa. Por eso te manda lejos. No hay que ser muy listo para darse cuenta de eso. Sólo hay que conocerle un poco para darse cuenta. Sólo hay que saber que el amor distrae a cualquiera, e ilusiona con tres palabras de nada.
-Nadinne eso no es verdad. A mi padre sólo le importan mis estudios. –Me explica. –Mi padre siempre ha sido muy estricto, ¿o es que no recuerdas las horas que me pasaba estudiando cada verano? A mí tampoco me gusta esto… Pero sabes que si me niego sería capaz de dejarme más tiempo aquí.
-Si a tu padre le preocupasen tus estudios, te dejaría estudiar en casa. Pero, ¿sabes por qué no te deja volver? Porque sabe que aquí estaré yo. Que te iría a verte cada día y te sacaría de allí como fuera. ¿Pero sabes qué? Pásatelo bien. Disfruta. Eso sí, olvídate de hacer Skype conmigo cada noche, de llamarme pequeña, y de jugar conmigo. Se ha acabado, Kyle.
-Nadinne, no. Espera.
-Ni espera ni ostias. Haberlo pensado antes de olvidarte de decirme la verdad, de irte tan lejos, y de demostrarme que de nada te sirve lo que te diga, pues vas a seguir lejos. Mis razones no te sirvieron, supongo que, entonces, mis lágrimas tampoco. Adiós, Kyle. 


Ask para preguntas y opiniones; http://ask.fm/remembermenovela

2 comentarios:

  1. Hola!! Qué fuerte, las cosas cada vez se ponen más interesantes, no se qué tiene esta novela, pero me encanta, no se cómo escribes un capítulo cada día
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias Júlia! Me alegro de que te guste, un besitooooo!

      Eliminar