martes, 27 de agosto de 2013

Capítulo nueve: ‘Y yo te besaría. Y entonces, qué harías, ¿eh?’


-Debes sonreír así, pequeña. –Oigo su voz a través del portátil, y lo veo cogiendo sus comisuras con sus dedos, para hacer de su sonrisa algo más grande. Más exagerada. Consigue hacerme reír.
-Estás loco, Ky.
-¿Yo? ¿Loco? ¡Qué va! –Exclama. Me mira, sin dejar de sonreír. Sabe lo que le diré a continuación, lo que le digo cada noche cuando ponemos el Skype, desde hace un mes. Sí, ya lleva un mes fuera, ahora sólo quedan dos. Se me van a hacer eternos.
-Te echo de menos. –Pero esta vez no me dice un: ‘Yo también’
-Estoy contigo, Nad.
-No es verdad. –Niego. –No estás aquí.
-Pero puedes verme. –Dice acercándose un poco más a la cámara de su portátil. –Y escucharme.
-No puedo abrazarte, Kyle. No puedo despeinarte. –Pero él no me deja acabar de hablar, por miedo a que rompa a llorar. Sabe que me estoy haciendo la fuerte durante todo este mes.
-Eso no es malo, que siempre me dejas unos pelos… -Sonrío.
-Pero te gusta que te despeine, y que te coja la gorra.
-Si te contagio los piojos no es mi culpa. –Dice, mientras saca la lengua.
-¡Kyle! –Exclamo. -¡Serás bobo! Ahora te daría una torta.
-Y yo te haría cosquillas.
-No podrías, te abrazaría antes.
-Y yo te besaría. Y entonces, qué harías, ¿eh?
-Ser feliz.
Después de decirle esto él retira su sonrisa y se me queda mirando hasta que bajo la mirada, para que no me vea llorar. No aguantaba más.
-Nad… -No le contesto. –Nadinne, mírame. –No puedo. No levanto la mirada, las lágrimas caen con más facilidad, eran muchas las que me guardaba. Cada vez me siento peor. –Amor, mírame, por favor.
Levanto la cabeza. Su vista se fija en mis ojos llorosos, la mía en los suyos. Me seco las lágrimas rápidamente, no me sirve de nada llorar.
-Necesito que me hagas un favor. –Me dice, con voz dulce, pero triste.
-¿Qué tengo que hacer?
-Ves hacía el armario de tu habitación, dónde tienes todas las perchas que ya no usas, esas que decías que parecían de niña pequeña. Verás cómo hay algo debajo de ellas.
Le hago caso. Me levanto de la cama en la que estaba sentada con el portátil encima. Dejo el portátil a un lado y me dirijo hacía el armario. Lo abro y dirijo la vista hacía la estantería de arriba, dónde, como decía Kyle, están las perchas de colorines, que ya no uso desde hace un par de años. No puedo verlas del todo, ya que están muy arriba, así que subo mis brazos y las toco, intentando cogerlas. Pero entonces noto como hay algo debajo, parece tela. Es una prenda de ropa mal doblada, tal y como dobla siempre las cosas Ky; mal. La cojo. Se me caen algunas perchas, pero me da igual. Me dirijo hacía la cama.
-Despliégala. –Me pide. Yo lo hago. Lloro aún más al ver lo que es. –Es una sudadera con aquella foto que nos hicieron el día de mi cumpleaños, el del año pasado. Cumplía quince, ¿recuerdas? La foto nos la hizo Marta, te sentaste en mi falda justo después de darme el regalo. Bueno, uno de ellos. Te sentaste, y luego me pusiste la gorra. La gorra que llevo puesta justo
ahora. Y ya sé que no hace frío, que es verano, pero… -Antes de que pueda acabar, me quito la camiseta y me pongo la sudadera. No me importa. –Estás loca.
-Puede, pero esta loca te echa de menos.
Y, ¿sabes? La sudadera huele a ti.
-¿Huele a sudor? -Sonreímos.
-Huele a Kyle.
-Te quiero, pequeña… Te quiero mucho.
Sonrío. Tal y como él me había enseñado antes, no necesitaba nada más para sonreír, le tenía a él. Lejos, pero lo tenía.

4 comentarios:

  1. Me encanta!! Cuando acabes de descansar cuelga otro pliis!! Tienes talento!! :)

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  2. Esta muy chulo, buuf m'encanta que intriga tienes mucho exito . Que descanses bien jiji que ganas de otro capitulo

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    1. Meeeeersi Sara, mañana seguramente colgaré el siguiente:)

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